lunes, 11 de marzo de 2013

NUESTRA EXPERIENC IA EN EL TORNEO “JÓVENES CON ACENTO”


Preparar un debate con los alumnos es una actividad difícil. Buscar información, ensayar réplicas y preparar argumentos es la parte más laboriosa. El tiempo es muy limitado y las urgencias cotidianas devoran los minutos. Nos reuníamos cada semana y comentábamos:
-No tenemos tiempo, ¿estaremos a la altura?, ¿tendremos suficientes datos?, ¿este dato es a favor o en contra…?
Analizamos la situación de la mujer en el mundo, la igualdad real o legal, los jóvenes y sus ideas creativas, las estadísticas y noticias de actualidad, los estudios y opiniones… y cuanto más buscábamos más socráticos nos sentíamos “yo sólo sé que no sé nada”, me decían mis alumnos,  y más inquietud nos despertaban las dudas cartesianas que surgían cada día alrededor de nuestras certezas.
Y, sin embargo, de esas turbulencias iban surgiendo nuevos pensamientos, no seguros y evidentes, pero sí abiertos, tolerantes y, sobre todo, muy enriquecidos.
-Qué bueno es aprender a pensar como lo haría tu contrario. Antes lo tenía todo claro y ahora, que no lo tengo, entiendo mejor el problema…
Al hablar y debatir entre nosotros nos sentíamos, se sentían mis chicos, más libres y más seguros de sí mismos y en esa confianza yo pensaba que la palabra y esta forma de educación con el diálogo nos estaba haciendo a todos más iguales, más tolerantes y más democráticos.
Al volver de Sevilla me han dado las gracias, Judit, Paloma, Zacarías y Miguel, por elegirlos para este torneo, por hacerlos sentir fuertes y seguros de sí mismos.
-Pues yo ahora creo más en que la igualdad entre hombres y mujeres es posible…
- Esta sí que ha sido una experiencia de educación emprendedora…
- Está claro que “lo que no nos mata nos hace más fuertes…”

Ganar el premio al Juego limpio fue para nosotros un gran regalo , un reconocimiento inesperado y que nos llenó de orgullo. Orgullo de ser de un centro público multicultural y con un contexto social deprimido, orgullo por ser la primera vez que íbamos al torneo, orgullo de que la motivación y el interés de los alumnos se vieran recompensados y, sobre todo, orgullo por haber destacado por nuestra capacidad de diálogo, por entender al contrario y acercarnos a sus ideas.

Los alumnos dicen que aprendieron mucho. Estoy segura de que no se refieren sólo a ideas y teorías sino a capacidades y emociones. Y estas dejan huellas indelebles…
María Isabel Molina Caba
Profesora de Filosofía y “capitana”