viernes, 5 de junio de 2015

IV CERTAMEN LITERARIO TURANIANA




SEGUNDO CICLO SEGUNDO PREMIO

“CHARLOTTE
Beatriz Estévez Salmerón
4º ESO B


Charlotte era una chica adolescente de 16 años como cualquier otra; tenía una vida excelente, disponía de casi todos los recursos que quería. Tenía unos padres comprensibles, una casa bonita …. Pero cada día se cerraba en sus pensamientos y no paraba de repetirse que su vida era “perfecta”, pero no como ella quisiera sino como todo el mundo deseaba que ella fuese. Es decir, la típica chica educada, brillante y de buenos modales que nunca había roto un plato. Esto hacía de  su vida una monotonía continua. Sus padres se dieron cuenta de que a Charlotte le preocupaba algo, parecía agitada. Tras reflexionar esto, los padres de Charlotte decidieron llevarla esa misma noche a un lugar en las afueras para que se despejara.




Cayó la noche, todos se subieron al coche y comenzaron el trayecto. Charlotte se encontraba en el asiento trasero con los auriculares a toda voz. En un instante vio que un destello de luz se aproximaba a toda velocidad hacia ellos.¿Qué había ocurrido? No lo sabía. A partir de ese instante se vio sumida en la oscuridad. Caminaba sin rumbo, pero era extraño, no paraba de andar. De repente, todo comenzó a tomar forma, Charlotte no daba crédito a lo que veía, todo allí era gris. Cada movimiento que realizaba iba seguido de su eco, todo lo abarcaba su campo de visión eran muros grises de piedra, dispuestos en forma de laberinto. Pensaba que no  había  vida hasta que vio una sombra que parecía provenir de uno de los muros. Se dirigió hacia allí y … no daba crédito a lo que veía, era una niña de unos 7 años; su aspecto era putrefacto, ella no paraba de mirarla con sus grandes ojos negros y vacíos. Charlotte se armó de valor y le preguntó: ¿Dónde me encuentro?. La niña sin dejar de mirarla, le respondió: -Este lugar hace siglos que no tiene nombre, pero si quieres salir de aquí, debes encontrar el cuerpo de tu madre en dos horas.

Charlotte al oír esto se quedó atónita, presa del pánico empezó a correr en busca de su madre sumergiéndose en el extraño laberinto. Corría sin rumbo pero su sentido le decía que iba por buen camino. De cada dos muros, uno estaba encantado, es decir, algunos se desplazaban impidiéndole el paso o le planteaban alguna prueba; las superó todas… hasta que uno no conseguía superarlo y sin saber qué hacer miró a su alrededor en busca de respuestas.

A sus pies descubrió una trampilla, la abrió y encontró a su madre muy asustada. De repente, todo se volvió a ver sumido en la oscuridad y sin explicarse cómo, despertó en el  hospital junto a su madre, su padre las observaba sin poder contener su llanto. Le explicaron que habían tenido un accidente y habían estado las dos al borde de la muerte. Gracias a aquella extraña “misión” en ese raro país habían conseguido salir vivas  del coma.